Mayormente, la riqueza y el atractivo de los destinos se sustentan básicamente en sus múltiples atractivos visuales, combinados con la hospitalidad de quienes habitan aquí y allá.
Los lugares de playa ocupan un lugar preponderante, no sólo para los turistas nacionales; sino también entre los visitantes que vienen de más allá de nuestras fronteras.
Y son varios los factores que influyen para tomar una decisión acertada acerca de donde se quiere viajar.
El clima de 365 días, diversión, hospitalidad, comida de lo mejor ¡y la mejor escenografía!
Todo eso pesa por sí solo, pero lo mejor de todo es que son muchos más los atractivos de estos DOS PARAÍSOS.
Además, Ixtapa Zihuatanejo cuenta con muchos más valores agregados, que hacen de la diversión y el descanso, algo más que algo atractivo y reconfortante.
Desde luego, además de los atractivos y los eventos qué Ixtapa Zihuatanejo ofrece, se cuenta con una conectividad muy buena y suficiente, tanto carretera como aérea.
Una vez que Desirée platicó, muy claramente por cierto, acerca de la infraestructura carretera y la conectividad aérea, es momento de comentar algo muy personal.
De este lado de la pantalla, se encuentra sentado un señor ya de cierta edad (yo), quien desde pequeño le tiene bastante temor a las alturas, y obviamente a los viajes por avión.
Sin embargo, hace alrededor de 20 años tuve la oportunidad de hacer un viaje en un equipo Turbo Motor, que yo pensé que iba a moverse peor que una licuadora.
Gran sorpresa me llevé cuando me di cuenta que este tipo de avión me daba mucha más confianza que los modernos jets, simplemente por la razón de que, dentro de toda mi paranoia, analicé la posibilidad de que cualquiera de los dos sistemas de vuelo sufriera un desperfecto en sus motores.
Un moderno jet se desploma, y bye bye.
Un Turbo Motor tiene la posibilidad de planear, y aterrizar en algún lado, si es que se cuenta con suerte desde luego.